Dentro de la Dirección de Investigaciones Clínicas del Centro de Inmunología Molecular (CIM) se encuentra el grupo de Organización de la Conducción de Ensayos Clínicos y Farmacia. Entre las tareas asignadas al mismo, está la distribución de los productos de investigación y vacunas a todos los sitios del país involucrados, el mismo necesita de una adecuada conservación en frío, por lo que se ha diseñado este manual práctico para asegurar un óptimo manejo de los productos a lo largo de su vida útil.
En este monográfico, se alude a los recursos, métodos y materiales necesarios para el control de la cadena de frío, haciendo mención a los niveles de aplicación y protocolos de actuación en caso de su alteración.
La intención es que se convierta en un valioso instrumento de trabajo para todos aquellos profesionales que trabajan con productos de conservación en frío, puesto que el éxito y la calidad de los ensayos clínicos, dependen en gran medida, del grado de asunción de los postulados que se recogen en este documento
La Logística de las vacunas se introdujo en la década de los ochenta a través del Programa Ampliado de Inmunización (EPI) promovido por la OMS/OPS. En 1990, la OMS/UNICEF incorporó al EPI el grupo TECHNET (Technical Network for Logistic in Health), formado por expertos en logística sanitaria, con la finalidad de establecer a nivel mundial las directrices técnicas relativas a la planificación y gestión de sistemas logísticos, integrando plenamente la logística en los programas de inmunización.
La idea básica de aplicar un sistema logístico en la cadena de frío es la mejorar la calidad, entendida como el cumplimiento de las necesidades del usuario, con la máxima eficiencia del proceso.
Dadas las características de labilidad de las vacunas y de especímenes de estudio como muestras de sangre, suero, mucosas, etc., siendo productos que pierden características importantes para su función o estudio desde su fabricación u obtención, se debe asegurar que lleguen al usuario en un estado óptimo para su utilización, para lo que es importante disminuir al mínimo aquellos factores que pueden reducir o impactar de manera negativa en su calidad.
Este monográfico va dirigido a aquellos profesionales que interactúan con los productos termolábiles en su actividad profesional. Esperamos que esta herramienta ayude a los diferentes profesionales a conocer con mayor profundidad y poner en práctica aspectos de suma importancia en la logística de la cadena de frío, y que ello sirva para aumentar la calidad en la logística de estos materiales.
Las vacunas y/o especímenes de muestras clínicas son materiales termolábiles y para garantizar su estabilidad química precisan mantener la cadena de frío, para ello, hay que impulsar y garantizar los procesos que configuran esta, prestando especial importancia a los factores que pueden ocasionar su ruptura.
Aunque actualmente disponemos de productos seguros y eficaces, ello no garantiza la efectividad de los productos y/o resultados, ya que la estabilidad puede verse afectada por múltiples factores, como la temperatura, la luz, el transporte, la conservación, etc.
Por tanto, por el carácter termosensible de los mismos, se hace necesario que su conservación óptima esté entre +2 y +8 ºC, pudiéndose verse afectada la eficacia del producto cuando se sobrepasan los límites de estabilidad mencionados.
En nuestro ámbito, que a priori, cuenta con todos los medios necesarios y suficientes para garantizar el proceso de calidad en la cadena de frío, es preocupante, ver que en algunas ocasiones existan serios problemas durante el almacenamiento y manipulación de las vacunas en sitios de investigación, así como, serias deficiencias en el nivel de formación de los profesionales y responsables de la cadena de frío.
Teniendo en cuenta todos los procesos que intervienen en la logística de la cadena de frío, así como, las dificultades presentadas en el mantenimiento de la misma, consideramos necesario la realización de un protocolo que homologue los diferentes procesos que intervienen en la logística de la misma.
Uno de los objetivos de esta monografía es explicitar las actividades de cada uno de los elementos que intervienen en la cadena de frío, tales como: personal relacionado, forma de la recepción de los materiales, sistema de almacenamiento, conservación y transporte de las mismas.
El término de logística, fue definido en 1836 en el campo militar. Desde entonces este concepto ha ido evolucionando y se ha ido incluyendo en diferentes campos, entre ellos el de la salud. En los años ochenta, la OMS introduce la logística en el campo de las vacunas, a través del Programa Ampliado de Inmunización (PAI). Los procesos implicados en la logística de las vacunas, van desde su fabricación, hasta su distribución, almacenamiento, administración al usuario y eliminación de las vacunas caducadas. Este proceso, con los cuidados propios en todos los puntos de su manipulación se adapta a los cuidados necesarios que deben tenerse en cuenta para la logística de especímenes de estudio intra-laboratorios.
La cadena de frío puede definirse como el conjunto de condiciones, actividades o elementos necesarios que permiten conservar a una temperatura controlada un producto biológico o producto termolábil desde el momento de su fabricación hasta el de su utilización en el lugar de administración.
El objetivo fundamental de una cadena de frío es el de mantener una temperatura adecuada y constante en cada uno de los eslabones que la componen, para asegurar la perfecta conservación de los componentes que constituyen los productos. Por ello, se deben inimizar y controlar los puntos críticos térmicos, ya que una alteración térmica inadecuada puede provocar alteraciones acumulativas consiguiendo que, al final de la cadena, el fármaco pueda encontrarse finalmente en un estado alterado.
Está compuesta clásicamente por dos partes:
Cadena fija, lugar donde se almacenan las muestras hasta su utilización, representada (en nuestro caso) por las cámaras frías y refrigeradores y la cadena móvil, compuesta por bolsos termos o neveras portátiles y los acumuladores de frío que son utilizados para el transporte. Es preciso señalar que este concepto ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y con el fin de optimizar la eficacia y la eficiencia ha sido preciso contemplar una planificación operativa que permita garantizar la calidad en todos los procesos que intervienen. Esta planificación es la que se denomina logística de la cadena de frío.
En el mantenimiento de la cadena de frío, es preciso destacar dos factores importantes, la temperatura y el tiempo. A mayor aumento de uno y de otro, mayor deterioro del material biológico. La eficacia de una muestra que se haya perdido por el calor o el frío no se recupera por almacenarla de nuevo a la temperatura correcta.
Como norma general existen dos rangos de temperaturas que interesan. Uno de ellos es la refrigeración y el otro el de congelación.
Refrigeración: rango de temperatura entre 0º C y 8º C, preferentemente entre +2º C y +8 º C. Para su control se prefiere mantener el refrigerador en +4 º C.
Congelación: rango de temperatura entre 0º C y -20º C.
Por tanto, el carácter termosensible de los materiales biológicos, hace necesaria su conservación entre +2 y +8º C, y se puede comprometer su eficacia si se producen errores durante el transporte, almacenamiento y manipulación, siendo imprescindible una correcta logística de la cadena de frío. Por ejemplo: Chen, en 1990, argumentaba que la existencia de deficiencias en el mantenimiento de la cadena de frío puede ser considerada como una de las cinco posibles causas del brote de difteria en la antigua Unión Soviética en 1990; y más recientemente Gold en Australia detectó un incremento considerable de los costes de una campaña de vacunación de adultos frente a tétanos y difteria, debido a la congelación de los preparados por un incorrecto almacenamiento de los mismos.
Para que el mantenimiento de la cadena de frío sea operativo es necesario que los profesionales implicados en sus distintas fases: recepción, almacenamiento, transporte y administración, tengan una formación adecuada sobre la termolabilidad de los productos que manipulan.
La mayoría de los productos elaborados en el Centro de Inmunología Molecular (CIM) son vacunas. Las vacunas, como otros productos biológicos y termolábiles, sufren un deterioro y degradación acelerados por efecto del calor, con la consiguiente destrucción del principio activo, antígeno inmunizante o analito objeto de estudio en muestras derivadas intra-laboratorios. Esta degradación sucede como un proceso natural, sin embargo, existe la posibilidad de postergarla o detenerla por un determinado tiempo mediante la aplicación de frío. Este es el motivo por el que las vacunas deben de ser conservadas a temperaturas frías, estables y adecuadas al tipo de vacuna en función de los elementos constitutivos de cada una, tales como los especímenes de materiales biológicos que deben conservar sus características físicas, químicas y biológicas para un correcto estudio.
Como consecuencia de la composición biológica de los materiales a los referidos en esta monografía, requieren unas condiciones especiales de conservación, debiendo permanecer en todo momento dentro de un rango determinado de temperaturas que, en general, está comprendido entre +2ºC y +8ºC. En definitiva, son productos denominados comúnmente como termolábiles ya que temperaturas superiores a dicho rango pueden producir la inactivación o pérdida de actividad de la vacuna o analito de estudio y temperaturas inferiores pueden llegar a congelarla, produciendo una pérdida total de actividad de los mismos.
Para conseguir que este rango de temperatura no se vea alterado en ningún momento de la vida de los productos biológicos, es decir, hasta su empleo o estudio, es para lo que se pone en marcha el denominado Control de la Cadena de Frío.
Se denomina cadena o red de frío al sistema de conservación y distribución a temperatura controlada de las vacunas y otros productos termolábiles, permitiendo conservar su eficacia desde su salida del laboratorio hasta el lugar donde se va a efectuar la vacunación o análisis de las muestras. Las actividades y recursos necesarios para desarrollar una logística adecuada se
deberán adaptar a cada una de las fases de la cadena de frío. Podemos reagrupar los recursos en:
Existen en el mercado gran diversidad de artículos para el transporte, almacenaje y distribución de las vacunas. Por esta razón es importante antes de adquirir cualquiera de ellos, hacer un estudio de las necesidades y adaptar los elementos a éstas. De no ser así, puede ocurrir, por ejemplo, que al comprar un refrigerador, este no tenga un congelador para los acumuladores o en su defecto poseer un freezer, también puede suceder, que disponiendo de una gran cámara fría, no se disponga de termógrafo o que la capacidad de la cámara no sea la adecuada al volumen medio de almacenaje. Por tanto, la elección del equipo adecuado estará en función de la fase de la cadena de frío y el nivel de aplicación de la logística, es decir, dependiendo de si se trata de un almacén (cámara fría donde están los productos de ensayos clínicos), del punto de distribución (Departamento de Clínica), durante la transportación o en el sitio deinvestigación.
Cámaras frías: Se emplearán en aquellos casos en los que el volumen a almacenar es elevado. La fiabilidad y eficacia de las mismas debe ser óptima y tener como características generales: Fácil acceso. Debe ubicarse en un área en la que puedan desarrollarse otras actividades como el embalaje, carga y expedición de los materiales biológicos.
Deberá estar conectada a un equipo electrógeno y, al mismo tiempo, estar conectada a la red directamente sin derivaciones.
Deberá disponer de un termostato que será regulado a la temperatura requerida para los materiales a refrigerar, mostrando un registro continuo de la temperatura.
Debe poseer alarma visual y sonora.
Refrigeradores: El refrigerador será el elemento indicado cuando no es requerida una gran capacidad de almacenamiento. Se aconsejan refrigeradores que aseguren el mantenimiento de la temperatura entre los +2ºC y los +8ºC. Dado que la inestabilidad de los mismos es superior al de las cámaras frías, se aconseja mantener el refrigerador entre +2ºC y +4ºC, para evitar los posibles cambios por ganancias de calor por contacto, sobrecarga o apertura de sus puertas. En caso de que el refrigerador no disponga de indicador de temperatura, se hace indispensable la colocación de un indicador en la parte central del mismo.
Los refrigeradores dotados de congelador ofrecen más posibilidades, como el almacenamiento de acumuladores de gran utilidad para el transporte o mantenimiento de la temperatura de los productos termolábiles en caso de cortes eléctricos. Para asegurar el correcto funcionamiento del congelador, hay que asegurar que el espesor del hielo no supere 1cm. En caso de no tener congelador, se debe tener un freezer para mantener la congelación de los acumuladores.
Contenedores de aislamiento térmico, bolsos termos y neveras portátiles: Los contenedores de aislamiento térmico suelen ser de poliestireno o poliuretano y deben adaptarse a la normativa internacional. Este es un material empleado para la distribución de mercancías en frío, y tiene una vida media refrigerante de 50 a 150 horas, siempre que el embalaje, la ubicación y el número de acumuladores de frío sea el adecuado. El uso de estos contenedores es muy importante, no sólo para el transporte de pequeños volúmenes, sino también en situaciones de emergencia, como es el caso de una avería.
Además de las cajas termos, tenemos los bolsos refrigerados, los cuales en nuestro caso se utilizan para distribuir en Ciudad de la Habana. A los mismos se les adiciona refrigerante teniendo en cuenta la cantidad de vacuna a transportar, la distancia y tiempo de transportación.
En caso de rotura del refrigerador son útiles las neveras portátiles, además de utilizarse para la transportación. Las características de una nevera portátil según la OMS deberían ser:
Acumuladores de frío o bolsas ice-packs®: el acumulador térmico es un envase de plástico en forma rectangular ideal para mantener la temperatura de los productos termosensibles entre +2ºC y +8ºC durante el transporte o por una avería del sistema refrigerador.
Sus ventajas son superiores al hielo, dado que evitan aportar humedad al ambiente, y respecto a la nieve carbónica, dado que es considerada producto ADR, materia peligrosa, por lo que es necesario un permiso para su uso en el transporte. En el empleo de los acumuladores deben considerarse una serie de condiciones:
Controladores de temperatura: El correcto mantenimiento de la temperatura durante el almacenamiento y transporte de las vacunas es una actividad crítica del personal responsable de las mismas. La temperatura debe ser regularmente medida y registrada para asegurar que todos los materiales biológicos se mantienen en condiciones adecuadas y que el equipo refrigerador funciona correctamente. Para comprobar el perfecto funcionamiento de ambas cadenas (fija y móvil), se dispone de controladores de temperatura. Los siguientes son los más empleados:
1. Los termógrafos: son instrumentos que miden la temperatura de forma continua y automática. Pueden registrarla en papel. Permiten analizar con exactitud las oscilaciones sufridas en el interior de las cámaras frigoríficas.
2. Los termómetros: pueden emplearse los de una única lectura que nos informarán sobre la temperatura real de cada momento. Sin embargo, se recomienda que dispongan de indicadores de temperatura máxima y mínima. Este tipo de termómetros posee dos columnas, comunicadas o no, cuya columna de mercurio indica la temperatura real, y unos indicadores ubicados dentro de cada columna señalan las temperaturas máximas y mínimas alcanzadas desde el último ajuste. La máxima temperatura alcanzada nos indicará el impacto de posibles cortes de suministro, y del efecto de abrir y de cerrar la puerta de la nevera. Este tipo de termómetro es el utilizado en los refrigeradores implicados en los ensayos clínicos.
3. Los termómetros de infrarrojos: son muy empleados dada la rapidez con la que realizan la lectura térmica con un cierto margen de error de unos ± 2ºC en algunos modelos. Hay que tener presente que informan de la temperatura superficial de los objetos.
4. Dentro de los termómetros existen los clasificados como Indicadores químicos, los cuales son, en general, productos químicos, que cambian de color en función de la temperatura alcanzada y el tiempo de exposición. Actualmente existe una amplia variedad de indicadores químicos, entre los que destacan:
Merece la pena mencionar una reciente herramienta recomendada por la OMS para la importación de mercancías en frío. Los termógrafos programables denominados inteligentes, se caracterizan por ser sistemas reutilizables durante la vida de la batería de unos 2 años, e indican el momento y la duración de una violación de la temperatura marcada como deseada.
Los indicadores para acumuladores de frío: se trata de indicadores de temperatura reversibles destinados a evitar la congelación por contacto directo del acumulador. Es un monitor adecuado para el transporte de vacunas altamente sensibles a la congelación. Consiste en una etiqueta que se adhiere a los acumuladores cuando están congelados y se extraen para su uso en el embalaje. El color virará de violeta a amarillo si éste se encuentra a una temperatura inferior a -4ºC. Cuando el acumulador muestra una temperatura superficial superior de 4ºC, el indicador vira de amarillo a violeta y está listo para ser utilizado en el embalaje de las vacunas.
Todos los expertos coinciden en que un elemento clave para el buen funcionamiento de la logística en la cadena de frío es la figura de un responsable del producto de investigación en cada nivel.
Las obligaciones del mismo, ya sea en el centro promotor o en un sitio de investigación, serían:
La elevada vulnerabilidad de los materiales biológicos hace que pequeños cambios en su conservación en frío provoquen cambios acumulables que afectarán la calidad de los resultados. Seguramente, el almacenamiento de los productos biológicos abarcará el periodo más prolongado de su vida útil; por lo tanto, un control riguroso y mantenido en este periodo es crucial para asegurar un producto en perfectas condiciones.
Las siguientes recomendaciones son aplicables tanto al centro promotor distribuidor del producto como a los sitios de investigación.
Las siguientes sugerencias deben ser regularmente aplicadas para conseguir una rutina adecuada en el manejo de los productos en frío:
La infraestructura en el control de la cadena de frío supone, en muchas ocasiones, una inversión económica importante. Sin embargo, esto puede garantizarnos no estar expuestos a otras pérdidas económicas y de imagen derivadas de una rotura en la misma.
En comparación con las cámaras frigoríficas los refrigeradores son mucho más sensibles a los cambios térmicos, a la apertura y cierre de la puerta y a la sobrecarga en el contenido por lo que:
Existen multitud de factores que escapan al control e impactan directamente en la calidad de la conservación del frío. Por este motivo, hay que tener muy presente los factores de riesgo en cada una de las fases que comprende el transporte: desde la propia manipulación de la mercancía durante las cargas y descargas, pasando por el embalaje de la mercancía y su disposición, hasta el funcionamiento del sistema de refrigeración. Igualmente, hay que tener en cuenta toda una serie de parámetros que potenciarán su influencia en la cadena de frío, como la duración del transporte, la velocidad del recorrido y las condiciones externas de temperatura e insolación.
De la experiencia tanto propia como revisada sobre el transporte en frío y el transporte a temperatura ambiente se deducen los siguientes aspectos a ser considerados:
Por ello, tras su recepción en el punto de entrega (en nuestro caso en el Departamento de Asuntos Regulatorios), deberán de ser sometidas nuevamente a refrigeración en el refrigerador donde se almacenarán hasta su salida a los sitios de investigación (generalmente en 24 horas).
El embalaje: el embalaje debe conservar la temperatura de la mercancía, aislando el interior de posibles ganancias térmicas por efecto de la temperatura exterior.
Los embalajes pueden ser de diferentes tipos.
Las cajas de poliestireno son las más empleadas para el transporte, su ventaja es el efecto aislante y su resistencia, pudiendo conservar la temperatura hasta 72 horas a temperatura ambiente.
Las bolsas térmicas tienen un efecto aislante menor, sin embargo, son muy interesantes en transportes de hasta unas 6 horas de duración evitando la exposición al sol (en nuestro caso se utilizan para distribuir Ciudad Habana).
Condiciones a cumplir en el embalaje:
La disposición de los acumuladores es más importante de lo que previamente puede parecer. De su ubicación, dependerá que exista un correcto control térmico en el interior del embalaje. En nuestro caso utilizamos un número de acumuladores que garantice refrigeración por 72 horas a temperatura ambiente.
Tras el transporte, el contenido del embalaje debe extraerse lo antes posible a su llegada al sitio de investigación.
Consideraciones a aplicar:
Una rotura de la cadena de frío puede darse por múltiples motivos, sin embargo, uno de los motivos que presenta un impacto más notorio es un fallo en el propio sistema de refrigeración, bien por una avería o por una carencia en el suministro eléctrico.
Para las cámaras frigoríficas de almacenamiento, es fundamental que se disponga de aparatos eléctricos sustitutos para subsanar fallos en el suministro eléctrico, si bien algunas cámaras frigoríficas de almacenamiento industrial son capaces de mantener la temperatura hasta 12 horas como mínimo sin activación del sistema de refrigeración. En todo caso, es importante como norma no abrir la cámara frigorífica hasta tomar medidas oportunas.
En los refrigeradores, una medida eficaz sería disponer de acumuladores de frío cerca de las vacunas y/ material biológico y almacenarlas en cajas isotérmicas/neveras portátiles/bolsos térmicos. Sin embargo, deberemos procurar un nuevo equipo que asegure la refrigeración adecuada lo antes posible.
Para poder actuar rápidamente en estas situaciones está aconsejado disponer de suficientes acumuladores de frío y si es posible, que exista más de un refrigerador.
Cuando se realice un envío de material biológico, se debe comprobar:
Tipo de embalaje. Deberá ser de un material aislante. En el caso de las vacunas transportadas en contenedores inadecuados como cajas sin aislamiento (poliestireno) o en simples bolsas de plástico, deben rechazarse.
Las cajas de embalaje deberán mantener el precinto cerrado hasta la entrega.
En el interior del embalaje, se deberán localizar los acumuladores de frío en número adecuado.
En el interior de la caja, los espacios vacíos deben rellenarse de material adecuado.
Es conveniente medir la temperatura de las vacunas al ser recibidas.
En caso de que las vacunas no sean transportadas en condiciones adecuadas, serán marcadas y devueltas, y se informará al centro promotor.